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Sobrepeso y obesidad infantil: una problemática que va en aumento.

  • Foto del escritor: María Eugenia Mauvecin
    María Eugenia Mauvecin
  • 20 jun 2020
  • 4 Min. de lectura

Hace unos días, revisando todas las cosas que tengo en mi ordenador, me topé con la carpeta de mi tesis, trabajo de investigación que realicé al final de mi carrera. Tanto material!!!


Muy resumido, la temática que estudié fue sobrepeso (SP) y obesidad (OB) en preescolares, ambiente obesogénico y percepción materna del estado nutricional de sus hijos.


En su momento me sorprendieron los resultados obtenidos; pero estos últimos días, que estuve leyendo nuevamente sobre el tema, quedé sorprendida de cómo ha ido aumentando la prevalencia de SP y OB en la infancia.


De acuerdo a la OMS, en 2016, más de 41 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo tenían sobrepeso o eran obesos. Y está afectando progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en las ciudades.


Se estima que, si se mantiene la tendencia actual, el número de niños pequeños con sobrepeso aumentará a 70 millones para 2025.


Que los niñxs presenten problemas de peso, no es preocupante por una cuestión estética. Esta situación preocupa por ser un problema de salud con consecuencias a corto y largo plazo tanto físicas, como sociales y emocionales.


¿Sabías que los niñxs con SP u OB en la infancia tienen más probabilidades de ser adultos obesos y de padecer enfermedades no transmisibles como diabetes y enfermedades cardiovasculares en edades más tempranas?

¿Qué podemos hacer como adultos responsables para cuidar la salud de los peques?


Dar el ejemplo y transmitir un estilo de vida saludable en relación con la alimentación, la actividad física, calidad del descanso y con la salud emocional. Otra cuestión muy importante, y que a veces no tenemos en cuenta, es reconocer no sólo los hábitos, sino también qué actitudes tenemos frente a la alimentación.


En todos estos aspectos, es clave el papel del contexto o ambiente social en el que se desarrollan los niños. La familia o el entorno más próximo representa un modelo de referencia a seguir… demos lo mejor de nosotros para brindarles salud, eduquemos con el ejemplo.


Factores de riesgo de la OB infantil


Antes de comenzar, creo que es importante definir qué es un factor de riesgo.

La OMS los define como cualquier rasgo, característica o exposición de un individuo que aumente su probabilidad de sufrir una enfermedad o lesión.


Los primeros 1000 días de vida (contados desde la concepción) son clave para contribuir a la salud y prevenir enfermedades no transmisibles (ENT) como puede ser la obesidad.


La infancia temprana es considerada como una “ventana de oportunidad”: es el momento ideal para realizar intervenciones y poder prevenir el riesgo de ENT.


¿Cuáles pueden ser factores de riesgo para desarrollar OB en la infancia?


Sobrepeso u obesidad materna antes y durante la gestación


Sabemos que la nutrición materna antes y durante la gestación y la alimentación del bebé en los primeros meses de vida, tienen una gran influencia en el desarrollo de SP, OB, diabetes y

enfermedades cardiovasculares a futuro.




 

Ambos padres con obesidad


Si ambos padres padecen obesidad, es necesario promover hábitos de alimentación saludables. Se sabe que un niño con padres obesos, tiene mayor riesgo de padecer obesidad también. Si se modifican y mejoran los patrones de alimentación de los padres en la etapa prenatal, será de mucha ayuda para fomentar una conducta alimentaria saludable en los niños.

 

Diabetes gestacional

Madre que desarrolla diabetes a lo largo del embarazo y no es controlada correctamente.

 

Bebés que nacen con bajo peso o peso aumentado para su edad gestacional

Iniciar el embarazo con sobrepeso u obesidad está relacionado, por un lado, con bebés que nacen con mayor peso y masa grasa en relación al promedio, pero por otro, también existe el riesgo de partos prematuros o bebés con bajo peso. Las 2 situaciones se asocian a sobrepeso y obesidad en la infancia y adolescencia.

 

Ausencia o interrupción de la lactancia materna antes de los 6 meses

La Organización Mundial de la Salud, a través de una revisión sistemática, determinó que la lactancia materna disminuye el riesgo de sobrepeso de los niños y adolescentes en un

22-24 %, en comparación con los alimentados con leche de fórmula.

La leche materna presenta en su composición lípidos indispensables, como los ácidos grasos saturados, ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 y omega-6, colesterol, lípidos complejos y además péptidos como leptina y adiponectina que podrían ser protectores. Otro factor preventivo además de su composición, es la forma en la cual el bebé obtiene la leche y cómo puede regular su propia ingesta.

 

Aumento rápido de peso durante los primeros meses

El aumento rápido de peso durante la lactancia también se encuentra dentro de los factores de riesgo para la obesidad en la niñez. Los niños obesos entre los 9 y los 24 meses, tienen tres veces más probabilidades de mantener este sobrepeso a los 4 años. Los niños con sobrepeso a los 5 años, tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar obesidad antes de los 14 años.

 

Introducción temprana de la alimentación complementaria (AC)

Algunos estudios demuestran una relación directa entre el inicio precoz de la AC (antes de los 6 meses) y el desarrollo de obesidad en la infancia. Muchas veces, puede influir el no respetar las señales de hambre y saciedad del bebé.


También se ha demostrado que una ingesta de proteínas superior al 15% de la energía total entre los seis y veinticuatro meses de edad puede conducir en algunos sujetos a presentar un rebote adiposo temprano, favoreciendo así el desarrollo de obesidad futura.



 

Calidad y horas de sueño

Hay estudios que demuestran que existe una relación entre una menor duración del sueño y la OB infantil. Además, estos niños pueden padecer problemas respiratorios cuando duermen.

 

Ambiente obesogénico


Lo constituyen aquellos factores externos que favorecen el desarrollo de OB, fomentando una ingesta calórica elevada y sedentarismo. Por un lado, existe una prevalencia en el consumo de alimentos procesados hipercalóricos, promovido por los medios de comunicación y facilitado por la disponibilidad de estos productos en los hogares y las escuelas; por otro lado, cada vez es mayor el tiempo que los niños y adolescentes pasan expuestos a la televisión o jugando a videojuegos, lo que ha provocado que el ejercicio físico desaparezca de la vida diaria de los niños. Ambas cuestiones conducen al desarrollo de SP y OB.



 
 
 

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